Tragados por el mar


La historia de Roberto y José Luis se suma a la de otros pescadores que se han perdido en altamar en México; a seis meses de su desaparición, sus familias y amigos tienen la esperanza de volver a verlos y escuchar su historia en el mar


A Roberto y José Luis todavía los esperan en su casa. Sus mujeres y sus hijos no pierden las esperanzas de que un día lleguen caminado por la playa donde la última vez los vieron; ellas se niegan a reconocerse como viudas, a pesar de que los dos pescadores ya tienen más de seis meses que, frente a las playas de Salina Cruz, Oaxaca, se los tragó el mar.

En las casas de Roberto Alanís y de su primo José Luis Sánchez, no se ha perdido la fe: desde febrero pasado, todos los días, en punto de las cinco de la tarde, rezan un rosario a la Virgen del 
Carmen, para que devuelva a los dos pescadores. Ellos siempre se encomendaban a Ella, sobre todo cuando había “mar de fondo”.

Al término de las jornadas de pesca, sus compañeros organizan rondas para adentrase en el mar, más allá de las zonas habituales de pesca, para continuar con la búsqueda de la embarcación en donde los dos primos dejaron de tener contacto por radio con el resto de la cuadrilla de pescadores.

A la búsqueda de Roberto y José Luis se ha sumado también la Marina Armada de México, que a la fecha no ha reportado ningún saldo positivo y se espera mantenga vigente por lo menos hasta que termine el año o cuando aparezcan los dos pescadores, lo que ocurra primero.

En México no hay una cifra exacta de los pescadores que se han perdido en el mar, pero la Secretaría de Marina reporta que en lo que va del año se han implementado al menos 28 operativos de búsqueda y rescate de pescadores que se han perdido aguas adentro; 16 de ellos han sido en las cosas del Pacífico y otros 12 en aguas del Golfo de México.

De esas misiones, en 21 casos se ha logrado un rescate exitoso, pero en otros siete no se ha podido dar con la ubicación de los desaparecidos.

La causa de las desapariciones de pescadores en altamar, no siempre son las malas condiciones climáticas. En un alto porcentaje, por lo menos en seis de cada 10 casos de desaparecidos, el extravío de embarcaciones obedece a fallas en los equipos de navegación, por eso el Gobierno federal, a través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), ha emprendido un programa para dotar de equipo de radiocomunicación y geolocalización de embarcaciones.

El programa de suministro de esos equipos, que lleva a cabo la Comisión Nacional de Pesca (Conpesca), no ha cubierto al 100 por ciento la demanda de los trabajadores de ese sector, pero se estima que en lo que va del presente sexenio, al menos el 80 por ciento de las cooperativas de pesca han recibido fondos oficiales para mejorar sus condiciones de seguridad en altamar.

Sin garantías sociales

Los pescadores independientes de los puntos pesqueros más apartados del país, y que no pertenecen a ninguna agrupación gremial, son los desamparados al tener que realizar sus labores de pesca de forma casi rudimentaria, y es en ese sector donde se registra el mayor número de pescadores desaparecidos.

En los últimos cinco años, solo en el estado de Sinaloa se han registrado al menos 37 desapariciones de pescadores, en Baja California Sur ya son 28, en Nayarit la cuenta ya llega a 22, en Jalisco son 18, en Oaxaca se han perdido 11 pescadores, mientras que en Chiapas, Yucatán y Veracruz son 10, 8 y 5, respectivamente.

Campeche también repunta dentro de los estados con mayor cantidad de pescadores desaparecidos. El pasado 20 de abril, en la localidad de Nuevo Progreso se reportó una de las más grandes desapariciones de pescadores de los últimos 10 años, luego que un grupo de ellos fueron sorprendidos por una tromba mientras se encontraban en altamar.

Según el reporte de Miguel de la Cruz, coordinador operativo de Protección Civil en ese municipio, se supo que el meteoro volcó las embarcaciones de 36 pescadores, de los que 16 fueron rescatados en forma inmediata, uno de ellos murió ahogado y otros 20 se declararon desaparecidos. A la fecha siguen perdidos dos de ellos.

Familias en el abandono

El drama de los pescadores a los que se los traga el mar, no termina con la desaparición de las embarcaciones; también se suma el abandono y el olvido de las instancias oficiales que no cuentan con programas asistenciales para apoyarles en esa desgracia.

El mayor apoyo que se les otorga a los grupos familiares que se ven en esa circunstancia, es la organización de un programa de búsqueda y rescate que en el mejor de los casos se extiende hasta por nueve meses.

Ninguna instancia oficial de los gobiernos estatales contempla acciones de ayuda para el sostenimiento económico de las familias huérfanas, mucho menos existen programas asistenciales que garanticen la alimentación, educación y sostenimiento económicos de los hijos y viudas de los pescadores.

Sólo en Sinaloa, Oaxaca y Nayarit, las oficinas del DIF han diseñado programas de asistencia rápida para las familias huérfanas, pero son temporales y únicamente ofrecen apoyo en lo psicológico y de alimentación a través de despensas básicas.

La mayor carga de apoyo a las familias que pierden a sus sostenes recae en las cooperativas de pescadores o compañeros de trabajo de los desaparecidos, que sostienen un fondo económico con la participación de cuotas accesibles de los agremiados para garantizar el sostenimiento de las familias huérfanas por un periodo de hasta cinco años.

A la espera de un milagro

El drama de las familias de Roberto Alanís y José Luis Sánchez, desaparecidos frente a las playas de Salina Cruz, se aminora solo por la esperanza.

Enedina, la mujer de Roberto se aferra a la historia heroica de otros pescadores que le han ganado al mar, luego de meses de lucha. Recuerda a los valientes de San Blas, en Nayarit, que en el 2006, luego de 10 meses de estar a la deriva, fueron rescatados en las costas de Oceanía, a casi 15 mil kilómetros de distancia de donde desaparecieron.

Sus amigos, y familiares, tienen la esperanza de que un día de estos les den la noticia de que Beto y Luisillo fueron encontrados a miles de kilómetros de distancia, pero vivos. 

“Tal vez regresen delgados y hambrientos”, dice Enedina de 42 años, quien no pierde la esperanza y termina por convencerse que la historia de su marido será una de heroísmo y valor que él mismo tendrá que contar. 

“No sé cuándo, pero él volverá para contar sus días en el mar”, dice sin quitar los ojos puestos en el horizonte azul marino, que se apaga poco a poco.

0 comentarios:

Copyright © 2013 Aquí y ahora and Blogger Templates - Anime OST.